Frente a la penetrante estupidez de los anuncios. Pablo Villa González

Cinco largos poemas conforman este libro. Son poemas narrativos que cuentan una historia; cinco historias con variaciones que quieren sugerir más de lo que cuentan. Cinco poemas que son como un poliedro con cinco caras que encierran un mismo volumen. Un mismo espacio reflejándose en cinco espejos solo en apariencia diferentes.

Andén; Basura; Crepúsculo; Gasolinera; Peluquería: Cinco acontecimientos distintos y una sola trama verdadera: la del hombre actual, el que habita en los países industrializados y ricos; el hombre opulento que se ha criado y educado frente a la penetrante estupidez de los anuncios. El mismo que está en trance de una desintegración moral inexorable. El mismo que está a punto de prescindir definitivamente de su alma. Y esto no solo por simple comodidad (si es que la comodidad puede ser una simpleza), no solo por mera estupidez, no solo por miseria intelectual, sino porque quiere prescindir de ella; lo que hasta ahora se ha venido llamando espiritualidad es un estorbo para este hombre nuevo, lo mismo que le estorba el caparazón endurecido de la pupa al insecto que muta de larva a adulto.

La pregunta que subyace en todo el libro es qué clase de camino es este que busca el sentido de la vida a través de la eliminación del alma. La respuesta tal vez vaya a estar en la poesía. Tal vez fuese verdad que la poesía «es un arma cargada de futuro». Porque la poesía siempre será poesía, el futuro siempre será futuro, y el hombre siempre será el hombre por mucho que se siga transformando. ¿O no?